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Como un videojuego, pero de verdad
Una vida no examinada no es digna de ser vivida, o algo así, dice Sócrates en la Apología.
Una vida no examinada no es digna de ser vivida, o algo así, dice Sócrates en la Apología. Puede ser. Pero a veces una vida examinada se pone bastante insoportable de ser vivida también. Digamos todo, Sócrates. Creo que mis reflexiones acerca de ciertas formas de vivir en conexión, o conectado, me están haciendo mucho más difícil conectar. Las redes sociales me ahuyentan de contar lo que me pasa, no encuentro interés o incentivo en mostrar viñetas de lo cotidiano en fotos y videos, y muy a mi pesar me empezó a costar escribir. No paro de pensar en a quién le puede importar, y en si no habré caído en la trampa de sobredimensionar mi relevancia. En si no estaré sumando al ruido en el Universo, cumpliendo con aquello que nos entretiene tanto criticar del mundo en el que vivimos. Quizá por eso me gusta tanto este espacio. Me gusta compartir cosas con vos, Juli.~VM
Es que es tan delgada la línea que separa la autorreflexión y la introspección de la pasada de rosca, que a veces es imposible darse cuenta cuando uno la cruzó hasta que la ves allá atrás, tan chiquitita y lejana. Por eso me quedo con lo último que decís: es muy lindo tener este espacio para compartirnos cosas, para jugar con las ideas que nos disparan las cosas que encontramos llamativas y más que nada. E intentar dejar al margen todo lo demás. El justo medio, como decía Aristóteles.
¿Qué pasó con la posición de Franz Beckenbauer?
Yo sé que como el gran aficionado al fútbol que sos, particularmente en la era que va de los '60 a los '80 del siglo pasado, vas a encontrar este video muy interesante: ¿qué les paso a los sweepers, tan populares en aquellos años, que hoy ya no existen? ¿Por qué se extinguió esta posición? En realidad, me resulta fascinante ver la evolución en las estrategias y cómo surgen y desaparecen algunas posiciones según las adaptaciones que tienen que hacer les entrenadores para desactivar la ventaja de sus rivales. Ese metajuego que se arma, como si fuera una especie de juego de ajedrez en múltiples niveles: primero un equipo presenta una gran innovación, el resto de la liga se adapta y se normaliza hasta que llega la siguiente ¡El fútbol es tan lindo! Y si te preguntás quién es Franz Beckenbauer, fue la gran revelación en la final que jugó Grecia contra Alemania en 1971... En un sketch. De Monty Python.~JR
Confieso que antes de mirar el video tuve que buscar “fútbol” en Wikipedia. Me resultó genuinamente interesante el análisis del video. De hecho me tentó a mirar partidos y tratar de identificar estas cosas. Creo que tengo una idea errada del fútbol como un juego que responde directamente a mis intuiciones de cómo sería dirigir un equipo cuando en realidad hay mucha cabeza puesta detrás. Me dio impresión mi ignorancia y prejuicio. Quizá también es por cómo se lo comunica. En el fútbol americano el rol de la estrategia es mucho más visibilizado, creo. Quizá acá manejamos esta idea del fútbol del potrero que invisibiliza estos acercamientos. Acabo de aprender que ese es un término técnico que alude al juego improvisado característico de Argentina. No puedo esperar a que haya un partido para poder sentir que pertenezco a algo.
Animarse a perderse
Perderse para encontrarse es una idea tan trillada como inmensa. Perderse seguramente no sea tan terrible como quizá ahora pensamos. El teléfono se quedó sin batería, o sin señal, y el pánico reina. Olvidamos que crecimos con guías de papel, como olvidamos cómo era orientarnos sobre el plano mental y geográfico en virtud a indicaciones o nuestra memoria e imaginación. Los mapas digitales son relativamente recientes, y aún más lo es la capacidad de llevarlos en el bolsillo. Y, sin embargo, cuántas personas que podían orientarse sin ellos perdieron la capacidad, y cuántas nunca la adquirieron en primer lugar. No es una mera romantización del pasado, sino que nuestra ubicación en relación a lo conocido es un factor importante en nuestra incertidumbre. Así comienzan las historias atropelladas: "No sabía siquiera dónde estaba". Quizá el poder lidiar con el ejercicio de ubicarnos nos ubicara en tantos otros sentidos. O quizá es solo otro ejemplo del abuelo gritándole a una nube.~VM
Siempre me enorgullecí de mi capacidad de orientarme. Quizás sea porque me da pánico perderme, no poder volver al lugar de dónde partí, no tener esa certeza -por más vaga que sea- de que voy a poder volver a un lugar donde me sienta seguro que siempre me fue relativamente fácil volver sobre mis pasos. Y así también es como he notado una merma en esa capacidad. O, mejor dicho, que desconfío un poco más en mi intuición y recurro a Google Maps. Amé leer los testimonios de las personas en el artículo, como la mayoría recuerda haberse perdido por útima vez a principios de los 2000.
Rocketbook smartnotebooks
La pandemia me hizo volver a escribir mucho a mano. Algo saturado de las pantallas, y sin la necesidad de tener un setup de trabajo adaptado para realizarlo desde múltiples lugares, fui volviendo cada vez más al papel para tomar notas. Mi pareja me regaló una agenda de papel, y si bien tengo un momento para conciliarla con el Google Calendar, la versión "canónica" es la analógica. También empecé a llevar un diario personal en papel. Pero los apuntes de lecturas, las notas de reuniones y borradores de ideas estaban dispersos en varios cuadernitos en la casa. Funcionó bien, pero a medida que se aflojaron las restricciones y empecé a moverme un poco más, extrañé la comodidad que ofrece el soporte digital. Así fue que llegué a los Rocketbooks, unos anotadorcitos reutilizables que vienen optimizados para que puedas escanear las páginas y tener un soporte digital de tus notas. Empecé con una mini, de 9x15cm y me gustó tanto que compré otra tamaño A5 para tener permanente en mi escritorio. Tuve que ajustar mi workflow un poco para acomodarlas, pero hasta ahora han sido una gran incorporación a mi forma de trabajo. ~JR
No conocía esto en absoluto. Lo primero que imaginé fue algo electrónico. Una compañera de trabajo, hace muchos años, se había comprado un anotador Wacom que digitalizaba lo que dibujabas o escribías, pero obvio que no funcionaba como uno cree y no sé si me convence. Yo tengo demasiados cuadernos utilizados al 20% y siempre que anoto algo lo olvido. No sé ni para qué lo hago. Nunca vuelvo a esas anotaciones. Ahora me estoy ordenando más para investigar y trabajar, y luego de intentarlo mucho pasé de Dropbox Paper a Evernote. Me viene resultando bastante bien.
La vigésimo sexta es la vencida
Creo que hace poco dijo algo así Greta Thunberg. Cuesta no estar de acuerdo: se juntan representantes de todos esos países para resolver algo, sea la crisis climática, el avance de los robots asesinos o el autoritarismo. Y nunca se resuelve nada más que la publicación de un nuevo informe que más o menos confirma lo que motivó a la convocatoria en primer lugar. Este mes fue la vigésimo sexta Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) en la que se discutió cómo hacer para no terminar en el horno, casi literalmente. Que la mayor parte de estados se reúna en torno a una problemática bien podría ser algo para celebrar, si no fuera porque tenemos como antecedente el resultado de todas las conferencias anteriores. El otro día me topé con este artículo de Bloomberg que de manera visual y muy clara muestra cómo hubiera sido todo si alguna vez se le hubieran hecho caso a las proyecciones. Llevamos más de treinta años sabiendo exactamente lo que debe suceder y no sucede. Lo más impactante del caso es que podemos verlo graficado de una forma imposible de ignorar. Y nada va a cambiar, una vez más.~VM
No hay mejor evidencia de que no somos seres perfectamente racionales que este artículo. Digo, por si alguien todavía lo duda. La idea de la racionalidad acotada no es nueva, Herbert Simon la propuso hace más de 60 años y fue la que impulsó el campo de la economía del comportamiento. También creo que podemos estar de acuerdo que es un problema fundamentalmente político, porque pareciera ser que ya está la tecnología para reducir emisiones. El otro aspecto que me parece importante no perder de vista es el de la escala: sabemos también que las emisiones de carbono del 10% más rico del mundo supera el doble de las del 50% más pobre de la humanidad. Ahora bien ¿qué hacemos con todo esto que ya sabemos? Quiero creer que algo va a cambiar, que la manera en la que habitamos el mundo se ha ido modificando. Y que tampoco perdamos de vista que toda nuestra historia sucede en el último segundo del último minuto del 31 de diciembre del calendario cósmico.
La mente humana parece poder concentrarse más fácil en las reservas (stock) que en el flujos (flow). Para peor, cuando nos concentramos en el flujo, tendemos a concentrarnos más en los flujos de entrada que en los de salida. [...] Sabemos que podemos prolongar la vida de una economía basada en el petróleo encontrando nuevos depósitos. Pero parece más difícil de entender que podemos obtener el mismo resultado quemando menos petróleo.
Pocas ciencias más conmovedoras que la astronomía
En la última edición del newsletter "Bad Astronomer" Phil Plait cuenta una historia muy emotiva, que intentaré resumir en pocas líneas aunque siempre recomiendo ir a la fuente. En 2004 lo invitan a la Convención Nacional de Escépticos Australianos (nota mental ¿y si hacemos una 👀?) y unos amigos lo llevan a unas montañas cercanas para mirar las estrellas. Apenas se baja del auto, habrán sido las 10 de la noche, mira al cielo y lo primero que ve es la Gran Nube de Magallanes. Phil se quedó congelado, presa de la emoción: era la primera vez en su vida que observaba la galaxia enana con sus propios ojos. La conocía muy bien, había hecho su tesis doctoral sobre una supernova que había sido detectada en 1987 que ayudó a entender mejor la manera en la que las estrellas explotan. Se había pasado años viendo foto tras foto de esa supernova, intentando entender qué había pasado. Y esa estrella estaba ubicada, nada más y nada menos, que en la Gran Nube de Magallanes. Diez años después de haber terminado su doctorado, estudiando horas y horas un objeto por fotos, terminó viéndolo casi por accidente en un viaje. Una perlita adicional: cuenta que también observó una fila de tres estrellas brillantes debajo de una aún más brillante y no entendía muy bien de qué se trataba hasta que cayó: era la constelación de Orión, pero al revés. Cuesta conseguir mejor evidencia directa de que la tierra no es plana que ver una constelación conocida patas para arriba.~JR
El cielo es todo. No solo nos permite asomarnos al universo (literalmente la palabra con la que designamos al todo) sino que una historia de la ciencia es mayormente una historia de la astronomía. Con ella comienza todo, con ella cambió nuestro lugar en aquel todo, y es inimaginable una poesía que la excluya. De ahí que cuando hablamos del apetito por el asombro siempre volvemos a las estrellas. De ahí que mirar al cielo de noche parece ser una de las experiencias fundamentales de la humanidad, compartida por prácticamente cada humano que alguna vez pisó el planeta. Eso es lo que hace tan trágica nuestra conquista sobre su oscuridad. En poco menos de 150 años casi que erradicamos la oscuridad de la noche y probablemente muchas personas nunca hayan podido conocer cómo se ve realmente el cielo estrellado. Mirar al cielo nos pone de frente a la inmensidad en la que nuestras vidas son irrelevantes, y al mismo tiempo nos recuerda de cómo todo eso es relativo al marco desde el que lo contemplemos. Sin el cielo no podríamos haber cruzado las grandes aguas, ni establecido la organización a lo largo y ancho de la Tierra. Sin el cielo no seríamos nada.
“Como un videojuego, pero de verdad”
Las comparaciones eran inevitables. Westworld, la serie basada en aquella película de los 70s, se presentó como una suerte de experimento mental a partir del cual era posible imaginar cómo sería que no solo los personajes de un videojuego de mundo abierto fueran materiales, sino que también pudieran desarrollar una conciencia. Se me hace inexplicable cómo una persona formada en filosofía puede ser apática a esa premisa, incluso si la serie o su ejecución no le interesaran. Pero entre todo lo que se puede decir al respecto, y lo que se dijo, sobresalen aquellas reflexiones que se toman a Westworld en serio como un juego. Eso es precisamente lo que hizo el autor de este artículo en el que desde lo que caracteriza a un juego inmersivo analiza todo lo que puede destilarse de lo que vemos en la serie. No es un análisis de por qué sería un mal videojuego sino de sus mecánicas de juego y cómo estas se comparan con la construcción narrativa y lúdica de otros ejemplos.~VM
Cabe aclarar que el autor del artículo tiene, además de una gran sensibilidad hacia el diseño de juegos, el suyo propio en el que "el jugador debe descubrir una conspiración, identificando pistas escondidas, generadas procesualmente, dispersas en la cultura, la religión y la sociedad". Si este número sale más tarde, es porque me colgué jugando. El artículo está buenísimo, y me deja mucho más en claro por qué me enganché tanto con la primera temporada. Pero también me hace preguntar hasta qué punto se alejó la tercera temporada de este costado más orientado a videojuego (la última que hay disponible hoy) porque, como bien decís en el título, es "como un videojuego de verdad" pero de verdad, en el mundo real. A la vista de este artículo, quizás no tanto como yo pensé en un principio. P.D: También me da curiosidad su libro.