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Alguien que te ataje
Muy cada tanto me descubro a mí mismo pensando en algo que tengo completamente naturalizado y logro mirarlo con otros ojos, al menos por un ratito.
Muy cada tanto me descubro a mí mismo pensando en algo que tengo completamente naturalizado y logro mirarlo con otros ojos, al menos por un ratito. Me cuesta bastante, pero a veces logro notar que, por ejemplo, es absolutamente demencial cómo fuimos elevando la vara de nuestra tolerancia frente a cosas como el tiempo que pasamos sin tocar un árbol. En mi caso creo que llevo tal vez más de un año. Pienso mucho en la naturaleza porque mi vida se divide casi perfectamente entre una primera mitad en el bosque y otra en la ciudad, extremos en ambos casos. A veces me permito fantasear con otra vida, y me cuesta siquiera imaginarla. Cuando caigo en la cuenta del nivel de exigencia al que me someto, y al que me somete el mundo a mi alrededor, un poco me impresiono de poder funcionar en absoluto. Qué estrés.~VM
¿Viste como a veces lees sobre algo y de repente aparece por todos lados? Algo así me pasó con el estrés y es por eso que este correo gira en torno a ello, pero el hecho que me haya mudado hace un par de días no tiene nada que ver, eh. Estuve pensando mucho en cómo como lo hemos naturalizado a un nivel tal que lo percibimos pero nos sentimos indefensos o impotentes ante él. El estrés tiene un fundamento biológico-evolutivo muy importante y es en parte gracias al estrés que nuestros ancestros homínidos pudieron huir de sus depredadores. El problema es que hoy ya no nos persiguen leones (¿alguna vez nos persiguieron?) sino cuentas por pagar, compromisos que cumplir y stories de Instagram sin mirar. Pero nuestra respuesta fisiológica es la misma que ante el predador y, a la larga, nos pasa factura. Ah, pero no todo está perdido, afortunadamente.
Tal vez la pandemia no nos afectó como pensábamos
Me gustan las lecturas que van en contra de lo que generalmente asumimos como universalmente válido. El mundo siempre es más complejo. En eso creo que somos muy parecidos. Apenas pasaron unas semanas de la pandemia, creo, se instaló la discusión en torno a la salud mental. La pandemia era una también de malestares psíquicos. Alcanzaba con mirar alrededor para corroborarlo, si se me permite el uso coloquial. Por eso me gustó cómo esta lectura me dejó un poco girando en el lugar: sus autores exploran el tema y caen en la conclusión opuesta a lo que aceptamos de forma poco crítica. Lo que la pandemia también demostró es nuestra robustez y capacidad para lidiar con lo inimaginablemente terrible. Incluso si aún no terminó, encontrar esta perspectiva me renovó el interés por entender cómo es que podemos bancarnos todo esto. Y ya que estamos en tema, también me saco el sombrero por Ed Yong, que escribió acerca de cómo el último año le hizo poner en crisis lo que entendía por escritura acerca de la ciencia.~VM
¿Cómo recordaremos estos años en una década? ¿Y en un siglo? No puedo evitar pensar en la pandemia de 1918 de la fiebre española, que no tuvo nada que envidiarle a la del COVID-19 que seguimos transitando. Seguramente en aquel entonces también se hablaba de las lecciones que aprenderíamos para que nunca más hubiera otra pandemia así. El artículo que compartís menciona como después de una separación, por ejemplo, tendemos a enfocarnos en los hábitos que nos disgustaban de nuestra ex-pareja. Parece ser una característica evolutiva, algo que nos permite sobrevivir estos momentos de extrema incertidumbre. Y chapeau Ed Yong, ciertamente la pandemia dejó al descubierto un montón de problemas que hay con cómo se produce y comunica el conocimiento científico. No me quiero extender mucho más ahora, pareciera que es un tema que se merece al menos un correo.
El enorme estrés de las pequeñeces cotidianas
Cuando pienso sobre el estrés generalmente lo relaciono a cosas "grandes", como mudanzas, incertidumbre laboral, no llegar a fin de mes y demás complicaciones de la vida. Ahora bien, las cosas “pequeñas” como cuando se nos pasa el colectivo, se nos queman las tostadas del desayuno o se apaga el calefón cuando nos damos una ducha también hacen mella. Este estrés cotidiano, dice este este artículo de The Telegraph (si no lo pueden leer, hay otras fuentes donde pueden encontrarlo), no nos gana la misma simpatía que cuando se trata de cuestiones más complejas, pero sus efectos en nuestra vida puede ser igualmente significativos.~JR
Creo que leyendo acerca de la novedad como elemento crucial del mecanismo por el que funciona la curiosidad encontré algo respecto de por qué los pequeños actos desinteresados de bondad tienen el enorme impacto que suelen tener. No solo por la sorpresa de que alguien nos haga bien, sino porque generalmente tampoco lo esperamos de esa persona, quizá un extraño. Me gusta mucho la idea de que el secreto de forjar una linda amistad está en prestar atención. Claro que no siempre me sale, pero trato de tener siempre las antenas paradas para sorprender y hacerle bien a quien detecto que quizá tuvo un mal día, como mencionan en tu artículo. También me gustó eso de que cuando nos estresamos solemos exigirnos más, y no menos. La última vez que colapsé aprendí por las malas que parar a tiempo sale más barato que querer seguir obstinadamente.
La palabra en alemán del día: el tiempo inherente al proceso que toma una cosa
Enfrentarnos con las limitaciones también revela que la libertad, a veces, no se encuentra en lograr soberanía sobre tu propio cronograma sino en permitirte vivir dentro del ritmo de la comunidad —participando en la vida social donde no decidís exactamente qué o cuando lo hacés. Y esto lleva al insight de que la productividad significativa suele venir no de apurar las cosas, sino cuando dejamos que se tomen el tiempo que requieren, sucumbiendo ante lo que en alemán se suele llamar Eigenzeit: el tiempo inherente al proceso mismo.
Durante la fase uno, al principio de la pandemia, hicimos pizzas de masa madre. Tuvimos que planificar con tres días de antelación, para que pueda fermentar, leudar, ser amasada y quedar lista para hornear. Y con cada paso hacia la "nueva normalidad", nos parecía un recuerdo cada vez más ajeno. Eigenzeit. ~JR
Lo que me cuesta dejar que las cosas sigan su ritmo no tiene nombre. Bah, sí, pero está en alemán, aparentemente.
Buscando el botón de apagado del cerebro
Amo los dibujos animados que me desconectan de la seriedad y me vuelcan hacia lo absurdo. Aunque quizá no tenga sentido, creo que pocas cosas tuvieron más influencia en mi vida que Family Guy. Claro que hay un montón de comediantes que influyen en mi forma de ver el mundo, pero la capacidad de saltar con algo lo suficientemente desconectado del tema que se discute pero lo suficientemente relacionado como para que emerja el humor me fascina. En esa línea también me gusta mucho Rick and Morty, con tramas en tantas capas que nunca se agotan. Mientras esperamos una nueva temporada descubrí hace unos días Solar Opposites, de Justin Roiland (la voz de Rick y su co-creador), y Bob's Burgers. Todas son series para adultos, con lenguaje y todo, y eso pasó a ser casi un requisito. Me cuesta mirar historias donde siento que algo falta por las restricciones de edad. Y hace unos días, la tiro para que me odien nomás, creo que encontré el gusto por Star Trek que nunca tuve a través de The Orville, la parodia/tributo de Seth MacFarlane, el creador de Family Guy.~VM
¡The Orville! Me encantó la primera temporada, pero colgué con empezar a ver la segunda. Pero me quedé pensando en esto de que falten cosas en las series por las restricciones de edad, porque es una buena explicación de por qué estoy viendo tantas series de HBO. Hace poco nos enganchamos con The Other Two, que no es de dibujitos pero está escrita por dos ex-Saturday Night Live y producida por Lorne Michaels y aprovechan al máximo las posibilidades que les ofrece no estar en un canal tradicional (como SNL). La serie pasa de lo plausible a lo absurdo en segundos, con un humor incisivo y, al mismo tiempo, es capaz de mostrar facetas bondadosas que te dejan con una sensación de calidez (y no de una manera tan exagerada como puede ser Ted Lasso de a momentos). La primera temporada pasó muy desapercibida en su momento, la segunda fue mejor recibida y no la puedo recomendar lo suficiente.
Alguien que te ataje
De verdad que no está todo perdido en relación al estrés. Robert Sapolsky ha investigado el tema por muchísimo tiempo y hace poco estuvo en el podcast de Peter Attia en el que conversaron largo (MUY largo) sobre los mecanismos que generan estrés y el efecto en la salud a largo plazo no solo a nivel individual, sino a nivel social también. Sapolsky señala (en varios lugares más también) que una de las mejores maneras de lidiar con el estrés es contar una red de soporte social, porque no somos John Wayne.~JR
Lo primero que hice fue buscar "Sapolsky" en mi correo para ver si alguien me lo había mencionado. Efectivamente, con casi diez años de diferencia tenía varias sugerencias de distintas personas que me recomendaban sus charlas. Tiendo a subestimar el rol que pueden ocupar las personas para que podamos volver al mundo, que es en gran parte el desafío frente a la ansiedad. Ahora que el contacto físico empezó a relajarse, conocí algo que prácticamente desconocía en mi vida adulta: el placer de invitar amigos a casa. Hace casi dos años me mudé solo (sí, tres semanas antes de que todo se cerrara) y nunca había podido organizar una reunión social. Es increíble, ¡por qué nadie me lo dijo antes!
Cuentos en La Cañada
Me voy a permitir cierto chauvinismo cordobés en esta sección porque, como el meme de Joey Tribbiani señalándose a si mismo en la pantalla de la tele, cuando leo alguna obra de ficción ambientada en lugares que conozco me siento aún más inmerso en el relato, de alguna manera. Muchos de los cuentos de "El Sueño del Tsunami", el libro más reciente de Martín Cristal suceden en Córdoba, pero no en esta Córdoba que conozco, sino una Córdoba ligeramente distinta, en la que se mezcla la ciencia ficción con lo sobrenatural en una serie de relatos maravillosamente hilados. El mundo que construye Martín es literalmente fabuloso. Como bonus track la gente hermosa de Parque Podcast hizo una versión en audio, narrada por el propio autor, que es deliciosa.~JR
Me encantó. A pesar de que hace un tiempo grabo lecturas de mis correos, no consumo suficientes lecturas y ahora caigo en la cuenta de mi craso error. Qué enorme es el placer de escuchar a alguien contarnos una historia. Con sus pausas, con su entonación, y aunque no debería hacer la diferencia, le agrega cierto nosequé que quien lee sea quien escribió esas palabras originalmente. Ahora me dieron ganas de escribir historias situadas en Bariloche, con el Nahuelito y todo lo que venga.
Una primera y enorme motivación para preparar estos correos desde el principio fue tener, entre comillas, que recuperar cierto hábito de la lectura no dirigida, del deambular conscientemente por dónde me lleve la deriva. De repente encontrar algo y compartirlo se vuelve un acto de amistad y no de mero despliegue intelectual sin filo. Y cuando nos damos cuenta ya es una conversación.
Gracias por ser parte,
Valentín